27.12.10

1999

1999 a todo volumen en mi baño. Canto mientras intento borrar con el gel todas las notas escritas a boli en la mano. Soy consciente de que no se van a borrar pero sonrío pensando en lo efectivas que son. Una de ellas pone que llegabas hoy. Ejecutivos que llegan tarde al embarque, nieve en la pista o controladores reivindicativos. Cualquier nimia razón que impide que te estés duchando conmigo. Sigo frotando mi mano. Justo cuando consigo borrar la última letra, escucho cómo cruza una llave en la cerradura. Mi mente da mil vueltas: pero si este fin de semana estoy sola, ¿quién será?. Escucho como cruje el parqué. La pisada es larga y firme. Recuerdo tu 43 recorriendo mi pasillo. Siento que el ritmo de pies es el mismo. Cierro el grifo. Me froto los ojos y cuando me voy a dar la vuelta veo cómo te cuelas en mi ducha. Pienso en que no me apetecía nada más que tú compartiendo toalla conmigo, que tu cara con las pestañas empapadas debajo del chorro de agua caliente. Mido cada milímetro de tu piel para comprobar que no has cambiado, que sigues teniendo treinta y siete lunares en la piel y que tu vértebra prominente es la sexta. Ni te imaginas cuanto te he echado de menos.

7.12.10

PENSIÓN COMPLEJA

'Antes que nada, perdona si huele un poco a cerrado, hacía mucho tiempo que nadie se alojaba aquí, y menos aún con la intención de quedarse. Ábreme bien de puertas y ventanas. Que corra el aire, que entre tu luz, que pinten algo los colores, que a este azul se le suba el rojo, que hoy nos vamos a poner moraos. Y hablando de ponerse, vete poniéndote cómoda, que estás en tu casa. Yo, por mi parte, lo he dejado todo dispuesto para que no quieras mudarte ya más. Puedes dejar tus cosas aquí, entre los años que te busqué y los que te pienso seguir encontrado. Los primeros están llenos de errores, los segundos, teñidos de ganas de no equivocarme otra vez.
El espacio es tan acogedor como me permite mi honestidad. Ni muy pequeño como para sentirse incómodo, ni demasiado grande como para meter mentiras. Mis recuerdos, los dejé todos esparcidos por ahí, en cajas de zapatos gastados y cansados de merodear por vidas ajenas. No pises aún, que está fregado con lágrimas recientes, y podrías resbalar. Yo te aviso. El interruptor general de corriente está conectado a cada una de tus sonrisas. Intenta administrarlas bien y no reírte demasiado a carcajadas, no vayas a fundirlo de sopetón. No sé si te lo había comentado antes, pero la estufa la pones tú. Y hablando del tema, he intentado que la temperatura del agua siempre estuviera a tu gusto, pero si de vez en cuando notas un jarro de agua fría, eso es que se me ha ido la mano con el calentador. Sal y vuelve a entrar pasados unos minutos. Discúlpame si es la única solución, es lo que tenemos los de la vieja escuela, que a estas alturas ya no nos fabrican ni los recambios. Tampoco acaba de funcionarme bien la lavadora. Hay cosas del pasado que necesitarán más de un lavado, es inevitable. Y hay cosas del futuro que, como es normal, se acabarán gastando de tanto lavarlas. La recomendación, ensuciarse a su ritmo y en su grado justo. Eso sí, no te preocupes por lo que pase con las sábanas, que las mías lo aguantan todo.
Para acabar, te he dejado un baño de princesa, una cama de bella durmiente, un sofá de puta de lujo y algo de pollo hecho en la nevera. Para que disfrutes a tu gusto, eso sí, siempre que sigas reservando el derecho de admisión. Aquí no vienes a rendir cuentas, sino a rendirte tú. Aquí no vienes a competir con nadie, sino a compartirte a mí. Y lo de dar explicaciones, déjalo para el señor Stevenson.
El resto, no sé, supongo que está todo por hacer. Encontrarás que sobra algún tabique emocional, que falta alguna neurona por amueblar y que echas de menos, sobre todo al principio, alguna reforma en fachada y estructura.
Dime que tienes toda la vida, y voy pidiendo presupuestos.
Dime que intentaremos toda una vida e iré encofrando mis nunca más.'

El sentimiento negativo - Risto Mejide

2.12.10

Próximo objetivo: Minimizar los destrozos que causan los poros de tu piel.

20.8.10

Viernes.

¿Sabes que se me ocurrió? Que eres un crío, y que en realidad no tienes ni idea de lo que hablas. Es normal, nunca has salido de Boston. Si te pregunto algo sobre arte, me responderás con datos de todos los libros que se han escrito. Miguel Ángel, lo sabes todo: vida y obra, aspiraciones políticas, su amistad con el Papa, su orientación sexual... lo que haga falta, ¿no? Pero tú no puedes decirme cómo huele la Capilla Sixtina. Nunca has estado allí y has contemplado ese hermoso techo. No lo has visto. Si te pregunto por las mujeres, supongo que me darás una lista de tus favoritas. Puede que hayas echado unos cuantos polvos... pero no puedes decirme qué se siente cuando te despiertas junto a una mujer y te invade la felicidad. Eres duro. Si te pregunto por la guerra, probablemente citarás algo de Shakespeare: "De nuevo en la brecha amigos míos". Pero no has estado en ninguna. Nunca has sostenido a tu mejor amigo entre tus brazos esperando tu ayuda mientras exhala su último suspiro. Si te pregunto por el amor, me citarás un soneto. Pero nunca has mirado a una mujer y te has sentido vulnerable. Ni te has visto reflejado en sus ojos. No has pensado que Dios ha puesto un ángel en la Tierra para ti, para que te rescate de los pozos del infierno, ni que se siente al ser su ángel. Al darle tu amor, darlo para siempre. Y pasar por todo, por el cáncer. No sabes lo que es dormir en un hospital durante dos meses, cogiendo su mano, porque los médicos vieron en tus ojos que el término horario de visitas no iba contigo. No sabes lo que significa perder a alguien. Porque sólo lo sabrás cuando ames a alguien más que a ti mismo. Dudo que te hayas atrevido a amar de ese modo. Te miro y no veo a un hombre inteligente y confiado. Veo a un chaval creído y cagado de miedo. Eres un genio Will, eso nadie lo niega. Nadie puede comprender lo que pasa en tu interior. En cambio, presumes de saberlo todo de mí porque viste un cuadro que pinté y rajaste mi puta vida de arriba a abajo. Eres huérfano, ¿verdad? ¿Crees que sé lo dura y penosa que ha sido tu vida, como te sientes, quién eres, porque he leído Oliver Twist?, ¿Un libro basta para definirte? Personalmente, eso me importa una mierda porque, ¿sabes qué?, no puedo aprender nada de ti, ni leer nada de ti en un maldito libro. Pero si quieres hablar de ti, de quién eres… estaré fascinado. A eso me apunto. Pero no quieres hacerlo, tienes miedo, te aterroriza decir lo que sientes. Tú mueves chaval.

19.8.10

Jueves.

-¿Ser profundo?¿De eso se trata todo?¿Qué se supone que debería estar sintiendo ahora, eh?
-Sólo me refiero a emociones estándar:dolor, remordimiento, amor.
-Sí, no siento nada de eso.


18.8.10

Miércoles.

- ¿No los odias?
- ¿El qué?
- Estos incómodos silencios. ¿Por qué creemos que es necesario decir gilipolleces para estar cómodos?
- No lo sé, es una buena pregunta.
- Entonces sabes que has dado con una persona especial. Puedes estar callado durante un puto minuto y compartir el silencio.




17.8.10

Martes.

- Porque si decidiéramos irnos a algún lugar juntos me da miedo que un día… hoy no, quizás… quizás… quizás mañana tampoco… pero un día de repente puede que empiece a llorar y llorar y llore tanto que nada ni nadie pueda pararme y que las lágrimas llenen la habitación y que me falte el aire y que te arrastre conmigo y que nos ahoguemos los dos.
- Aprenderé a nadar, Hannah.






16.8.10

Lunes.

- Me siento muy bien contigo.
- No te culpo, ¿sabes?


1.8.10


Cuando me toca tomar decisiones importantes con cierta trascendencia en mi vida, suelo hacer listas de pros y contras. Probablemente para autoconvencerme de que la opción que escoja habrá sido la más acertada. En la última decisión que tomé ganaban por goleada los contras y sin embargo “me arriesgué” y quise que esa fuese LA opción. Y hoy, dos años después, cero arrepentimientos y habiendo tachado (casi)todas las palabras de la lista de “contras” no puedo estar más feliz por haberme mudado a una ciudad única.


16.7.10

Me gusta

Me gusta el olor a tierra mojada después de una tormenta de verano. Me gusta el helado de chocolate. Me gusta mojarme los pies en la orilla de la playa al anochecer mientras paseo. Me gusta escuchar música a todo volumen mientras conduzco. Me gusta pintarme las uñas de colores extraños. Me gustan las anchoas con tomate. Me gusta viajar en tren. Me gusta cruzarme miradas con la gente en el metro. Me gusta Madrid. Me gusta la medicina. Me gusta cantar en la ducha. Me gusta leer libros con final feliz. Me gusta hacer fotos pero no que me las hagan. Me gustan los chicles de hierbabuena. Me gusta el color negro. Me gusta caminar descalza por casa. Me gusta hacer la compra. Me gusta reorganizar mi habitación cada poco tiempo. Me gustan los frapuccinos de chocolate que hacen en el Starbucks de Princesa (le ponene mucho mucho sirope). Me gusta mucho el teatro. Me gusta que haga frío. Me gusta cortar la lechuga con las manos para la ensalada. Me gusta la ropa. Me gustan las gominolas ácidas. Me gusta ir de vinos. Me gusta volver a casa por navidad. Me gusta acabar todo lo que empiezo. Me gustan las cerezas. Me gusta Ikea. Me gusta el té Citrus de Lipton (riquísimo, muy recomendable). Me gusta escribir acerca de lo que me sucede. Me gustan los bolsos gigantes. Me gusta el pelo de mi hermana. Me gusta jugar al Buzz. Me gusta la comida picante. Me gusta echar de menos. Me gusta empezar de cero.